domingo, 16 de agosto de 2009

Niñ@s hiperactivos, Niñ@s desatentos

¿Cómo podemos escucharlos? ¿Cómo podemos entenderlos?

Problemáticas que han ido tomando cada vez mayor presencia son los denominados ADD- ADHD, ambos Trastornos de la Infancia, que con frecuencia conocemos como Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad.
Se trata de niñ@s inquietos, que se mueven constantemente llegando a no poder permanecer sentados, tiran objetos, pegan, insultan, patalean. En situaciones extremas manifiestan conductas erráticas, descontroladas e impredecibles, dificultando la vida familiar, social y escolar. Estos niños no cesan en su actividad. Presentan impulsiones ante la demanda de padres y maestros. Niños en los que el cuerpo del otro no hace límite al suyo.
Cabe preguntarnos; ¿Cuál es la pertinencia de la medicación en la infancia?, ¿Su prescripción es de rigor?, ¿Cuándo es para tranquilizar a padres y maestros? O peor, ¿Se los medica acorde a protocolos estándares especificados por la industria farmacéutica?.
La experiencia psicoanalítica con niños nos enseña que la hiperactividad conjugada con dificultades en el aprendizaje, indica fallas en la constitución psíquica (subjetiva) y en la trama de identificaciones de ese niño. El niño podría estar ocupando un lugar en la trama parental que no permite el despliegue del deseo y de los procesos de simbolización esenciales para su desarrollo y existencia en diferentes áreas de su vida.
Uno de los obstáculos más riesgosos es la generalización de dichos trastornos, impidiendo que se pueda interrogar cada dificultad en cada niño@ en particular y en cada constelación familiar.
Si el diagnóstico de ADD-ADHD triunfa y la medicación es la primera alternativa a la cual se recurre, se impide que surja el sufrimiento de ese niñ@ dando el tiempo necesario para que esto suceda y pueda ser leído por un profesional. De este modo, disponemos con nuestra intervención a la continuidad de los mismos síntomas que pretendemos combatir.
La llamada desatención (con o sin hiperactividad) concierne a la actividad pulsional desarticulada del cuerpo y de lo simbólico. El cuerpo no respeta tiempos, la palabra no produce “cortes”. La continuidad gobierna.
No hay que olvidar que un niñ@ que no puede parar, o que no puede atender, nos esta mostrando su padecimiento, su angustia que aquí parece tomar forma en el cuerpo.
La clínica psicoanalítica provee la estructura necesaria para que la existencia cobre vida en las palabras en vez de inquietar la motricidad. Para que se revele la verdad subjetiva de lo que allí sucede. Y dicen que muchas veces la verdad no tiene remedio.

Lic. Laura Caparra
Psicóloga U.B.A.
M.Nº 32207

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