domingo, 16 de agosto de 2009

Los juegos y el aprendizaje

“..Quiero tiempo, pero tiempo no apurado, tiempo de: jugar, que es el mejor...
María Elena Walsh

El juego es un componente básico del desarrollo físico y afectivo de todo niño, así como también es un derecho equiparable a la alimentación, la salud, la educación y la identidad. Por tal motivo, figura en el artículo 31 de la convención de los Derechos del Niño: “ Todos los niños tienen derecho a jugar, a divertirse, a realizar actividades creativas y recreativas que les agraden, así como también a descansar”.

Un niño que juega, que investiga, que conoce, se relaciona con el mundo que lo rodea y aprende de él. Mediante la imitación, aprende a hacer las compras y a cocinar como mamá o a trabajar como papá, usando su caja de herramientas. En la vida cotidiana de los chicos encontramos infinidad de juegos que imitan el mundo adulto y a través de los cuales lo comprenden e incorporan.

También es por medio del juego que el niño puede elaborar situaciones de su vida, sean éstas traumáticas o no: la visita al pediatra, el nacimiento de un hermano, una mudanza, la ida de los padres al trabajo. Porque al jugar el niño exterioriza, con y a través de los objetos, sus miedos y angustias, dominándolos con la acción. Al respecto, la prestigiosa psicoanalista Arminda Aberastury, en su libro “El niño y sus juegos”, dice: “El niño que juega bien, tranquilo, con imaginación nos da una garantía de salud mental”.

Jugar es hacer, es actuar sobre la realidad, transformándola según nuestro deseo. El juego es comunicación y expresión, combinando pensamiento y acción, da satisfacción y sensación de logro. El juego es una forma de aprender a vivir.

Cuando un niño juega, debe poner “en juego” todo su Ser, su afectividad y su inteligencia. Debe usar sus esquemas de conocimiento, su modo de acercarse a los objetos y de accionar sobre ellos para poder encontrar soluciones a los conflictos cognitivos que el propio juego le presenta. Así como en el aprendizaje están involucrados los procesos cognitivos y afectivos de un sujeto, en el jugar también, ya que son las reglas del pensamiento las que dirigen toda acción verdaderamente lúdica.

El juego y el jugar, más allá de su valor afectivo, son un medio ideal para el desarrollo cognitivo de un sujeto. Un niño que no juega, no desea, no construye, en definitiva no aprende.

Aprovechemos el tiempo de jugar con nuestros hijos porque es una verdadera oportunidad para conocerlos, para compartir experiencias y desafíos, en suma para tener nuevos aprendizajes.



Adriana Corina Buich
Psicopedagoga
Reg. Nro. 22.339.376

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