Fundado por Freud a partir de su investigación clínica, ha sabido interpelar al individuo en sus aristas más complejas.
Es un método terapéutico para tratar padecimientos generados por conflictos de diverso origen (actuales e históricos, traumáticos o asociados a crisis vitales) que irrumpen alterando el equilibrio emocional. La persona decide consultar cuando no logra por sí sola aliviar las tensiones o porque se excede su capacidad de respuesta ante el sufrimiento. Realiza la demanda con la inquietud necesaria para abordar su problema, llega buscando alguna solución que le reintegre el estado de situación previa al displacer o acude con la intención de modificar su actitud al respecto.
La terapia se caracteriza por “hacer hablar” en lugar de silenciar o anestesiar los síntomas. La experiencia analítica se desarrolla a través del despliegue del pensamiento y la palabra, que son los medios para facilitar su trabajo. Utiliza como herramienta fundamental la interpretación a partir del interrogante que se abre en el encuentro entre profesional y paciente.
Con la consigna de adentrarse en la asociación libre, se habilita que la persona pueda desplegar su malestar. El analista escucha, ofrece su atención, indaga, señala, interpreta y reconstruye lo necesario con el fin de ligar lo desligado, de procesar la complejidad del psiquismo, para llegar a develar la causa inconsciente, negada, inadmisible y, por ello, reprimida (cuando no escindida) del conflicto que origina los síntomas.
También nos encontramos con situaciones que no son estrictos síntomas neuróticos: fenómenos psicosomáticos, trastornos, compulsiones, actuaciones, autolesiones, entre otras conductas, que dan cuenta de modos diferentes, más o menos patológicos, de intentar tramitar el dolor de acuerdo a cada biografía. Son muestras literales del padecer, en lugar de soluciones enigmáticas, pero aún así son permeables al tratamiento psicoanalítico.
Con el espacio propicio asumimos, entonces, la tarea de elaborar lo traumático y resignificar la historia; aspirando a que la persona pueda aliviar su malestar, entender qué le pasa y hacer lo propio para transformar o adecuar a su realidad.
Lic. Nora Spatola