En referencia a la
atención de jóvenes y adultos
Diferentes situaciones suscitan que una persona decida iniciar un tratamiento psicológico, especialmente ante situaciones que resultan desbordantes frente a las cuales se carece de recursos psíquicos y anímicos con los cuales dar respuesta y que generan confusión y angustia.
Ante conflictivas familiares y conyugales, presiones laborales, crisis vitales como pérdidas, separaciones, nacimientos y cambios bruscos de rutinas, se conmueve el equilibrio de sostén psíquico y/o afectivo. En ocasiones especiales, o cuando además se agregan antecedentes de cierta fragilidad, esas situaciones pueden provocar alteraciones anímicas dignas de consulta. Asimismo, dicha alteración puede entrar en conexión con antiguos traumas o conflictos que no han tenido una resolución adecuada, produciendo ahora “soluciones” sintomáticas o propiciando la emergencia de trastornos psicológicos latentes.
En algunos casos, el
estado de vulnerabilidad expone al cuerpo, que da las señales enfermando, o
alterando ritmos vitales (del sueño, el apetito, volitivos) y, en otros casos,
se manifiestan crisis y síntomas de angustia o ansiedad, entre otros. En
cualquiera de estos casos, la indicación adecuada para atender la salud
psicológica es el inicio de una terapia.
También se acude a la consulta a la hora de tomar decisiones o elecciones relevantes que pueden verse dificultadas por diversas razones. Arriesgar, poder elegir, ganar o perder, puede estar impedido por exigencias propias o ajenas, contextos sociales, mandatos familiares, estancamientos, abulias, etc. que complican la toma de decisión. Dicha dilación podría ocasionar trastornos futuros. En este sentido, la reflexión y el análisis de las situaciones y de la historia personal ayudan a despejar el enredo y favorecen el cambio de posición.
La experiencia psicoterapéutica sirve para “abrir la cabeza” pero también para ligarnos al cuerpo, superar dicotomías, encontrar obstáculos neuróticos, destrabar y accionar, salir de la comodidad, mejorar los vínculos, ser libres y orientar el deseo o dejar que él nos oriente y, desde su rastro, imprimir marcas propias.
• ¿Cómo trabajamos desdeLa Causa
en la atención individual?
También se acude a la consulta a la hora de tomar decisiones o elecciones relevantes que pueden verse dificultadas por diversas razones. Arriesgar, poder elegir, ganar o perder, puede estar impedido por exigencias propias o ajenas, contextos sociales, mandatos familiares, estancamientos, abulias, etc. que complican la toma de decisión. Dicha dilación podría ocasionar trastornos futuros. En este sentido, la reflexión y el análisis de las situaciones y de la historia personal ayudan a despejar el enredo y favorecen el cambio de posición.
La experiencia psicoterapéutica sirve para “abrir la cabeza” pero también para ligarnos al cuerpo, superar dicotomías, encontrar obstáculos neuróticos, destrabar y accionar, salir de la comodidad, mejorar los vínculos, ser libres y orientar el deseo o dejar que él nos oriente y, desde su rastro, imprimir marcas propias.
• ¿Cómo trabajamos desde
Ofrecemos atención sin
demora de turnos con arancel institucional. Se acuerda una entrevista de
admisión para escuchar el motivo de consulta y derivar al colega pertinente. No
se pauta un tiempo límite de tratamiento de modo que cada caso particular puede
ser abordado en forma adecuada, dando lugar a los interrogantes que propicien
al análisis de los conflictos padecidos. Por
otra parte, se proponen plazos acotados de trabajo para resolver
urgencias o de acuerdo a la demanda recibida.
Ante una demanda de atención que desborda los servicios de
psicopatología de nuestros hospitales públicos, ante la limitada cobertura de
las obras sociales y lo oneroso de la atención privada, creemos aportar desde La Causa una opción intermedia,
accesible e inmediata de acceso a la atención.
Lic. Nora C. Spatola
Psicóloga UBA